Sol
El Sol (del latín sol, solis, a su vez de la
raíz protoindoeuropea sauel-) es una estrella del tipo
espectral G2 que se encuentra en el centro del Sistema Solar y
constituye la mayor fuente de radiación electromagnética de este
sistema planetario. La Tierra y
otros cuerpos (incluidos
otros planetas, asteroides, meteoroides, cometas y polvo) orbitan alrededor
del Sol. Por sí solo,
representa alrededor del 99,86 % de la masa del Sistema Solar. La distancia
media del Sol a la Tierra es de aproximadamente 149 600 000
kilómetros y su luz recorre esta distancia en 8 minutos y 19 segundos. La
energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de
vida en la Tierra a través de la fotosíntesis, y determina el clima de la
Tierra y la meteorología
Nacimiento y muerte del Sol
El Sol se formó hace
4650 millones de años y tiene combustible para 7500 millones más. Después,
comenzará a hacerse más y más grande, hasta convertirse en una gigante
roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se convertirá en
una enana blanca, que puede tardar un billón de años en enfriarse. Se
formó a partir de nubes de gas y polvo que contenían residuos de
generaciones anteriores de estrellas. Gracias a la metalicidad de
dicho gas, de su disco circumestelar surgieron, más tarde,
los planetas, asteroides y cometas del Sistema Solar.
En el interior del Sol se producen reacciones de fusión en las que
los átomos de hidrógeno se transforman en helio, produciéndose
la energía que irradia. Actualmente, el Sol se encuentra en plena secuencia
principal, fase en la que seguirá unos 5000 millones de años más quemando
hidrógeno de manera estable.
Cada segundo se
transforman 700 millones de toneladas de hidrógeno en cenizas de
helio, este proceso transforma 5 millones de toneladas de materia en energía,
lo que da como resultado que el Sol cada vez se vuelve más liviano.Al agotarse el helio
del núcleo, se iniciará una nueva expansión del Sol y el helio empezará también
a fusionarse en una nueva capa alrededor del núcleo inerte -compuesto de
carbono y oxígeno y que por no tener masa suficiente el Sol no alcanzará las
presiones y temperaturas suficientes para fusionar dichos elementos en
elementos más pesados- que lo convertirá de nuevo en una gigante roja, pero
ésta vez de la rama asintótica gigante y provocará que el astro
expulse gran parte de su masa en la forma de una nebulosa planetaria,
quedando únicamente el núcleo solar que se transformará en una enana
blanca y, mucho más tarde, al enfriarse totalmente, en una enana
negra. El Sol no llegará a estallar como una supernova al no tener la
masa suficiente para ello. Si bien se creía en un principio que el Sol acabaría
por absorber a Mercurio, a Venus y a la Tierra al convertirse en gigante
roja, la gran pérdida de masa que sufrirá en el proceso hizo pensar por un
tiempo que la órbita terrestre -al igual que la de los demás planetas del
Sistema Solar- se expandiría posiblemente y salvaría a nuestro planeta de ese
destino. Sin embargo, un artículo reciente postula que ello
no ocurrirá y que las interacciones mareales, así como el roce con la
materia de la cromosfera solar, harán que nuestro planeta sea absorbido.Otro artículo
posterior apunta en la misma dirección.
Estructura del Sol
Como toda estrella,
el Sol posee una forma esférica, y a causa de su lento movimiento de rotación,
tiene también un leve achatamiento polar. Como en
cualquier cuerpo masivo, toda la materia que lo constituye es atraída hacia el
centro del objeto por su propia fuerza gravitatoria.
Sin embargo, el plasma que forma el Sol se encuentra en equilibrio,
ya que la creciente presión en el interior solar compensa la
atracción gravitatoria, lo que genera un equilibrio hidrostático. Estas
enormes presiones se producen debido a la densidad del material en su núcleo y
a las enormes temperaturas que se dan en él gracias a las reacciones termonucleares que allí acontecen. Existe, además de la contribución
puramente térmica, una de origen fotónico. Se trata de la presión de
radiación, nada despreciable, que es causada por el ingente flujo de fotones
emitidos en el centro del Sol. Casi todos los elementos químicos terrestres
(aluminio, azufre, bario, cadmio, calcio, carbono, cerio, cobalto, cobre, cromo,
estaño, estroncio, galio, germanio, helio, hidrógeno, hierro, indio, magnesio, manganeso, níquel, nitrógeno, oro, oxígeno,
paladio, plata, platino, plomo, potasio, rodio, silicio, sodio, talio, titanio, tungsteno, vanadio, circonio y zinc)
y diversos compuestos (como el cianógeno, el óxido de carbono y
el amoniaco) han sido identificados en la constitución del astro rey, por
lo que se ha concluido que, si nuestro planeta se calentara hasta la
temperatura solar, tendría un espectro luminoso casi idéntico al Sol. Incluso
el helio fue descubierto primero en el Sol y luego se constató su presencia en
nuestro planeta.
Zona convectiva
Esta región se
extiende por encima de la zona radiante, y en ella los gases solares dejan de
estar ionizados y los fotones son absorbidos con facilidad y se convierten en
un material opaco al transporte de radiación. Por lo tanto, el transporte de
energía se realiza por convección, de modo que el calor se transporta de
manera no homogénea y turbulenta por el propio fluido. Los fluidos se
dilatan al ser calentados y disminuyen su densidad. Por lo tanto, se
forman corrientes ascendentes de material desde la zona caliente hasta la zona
superior, y simultáneamente se producen movimientos descendentes de material
desde las zonas exteriores frías. Así, a unos 200 000 km bajo la fotosfera
del Sol, el gas se vuelve opaco por efecto de la disminución de la temperatura;
en consecuencia, absorbe los fotones procedentes de las zonas inferiores y se
calienta a expensas de su energía.
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